El Fetichismo
¿Qué es el Fetichismo de la Mercancía?
El fetichismo de la mercancía consiste en considerar las mercancías como objetos insustanciales que satisfacen necesidades, presentándose como objetos independientes de su productor, cuando en realidad su valor proviene de las relaciones sociales que lo han producido.
Merchandise fetishism consists of considering merchandise as insubstantial objects that satisfy needs, presenting themselves as objects independent of their producer, when in reality their value comes from the social relations that have produced them.
Constantemente estamos rodeados de mensajes que nos incitan a consumir y nos indican que tipo de mercancía adquirir. Necesitamos consumir mercancías para poder vivir, para cubrir nuestras necesidades básicas, compramos objetos y artículos que nos satisfagan, para relacionarnos consumimos hasta para acabar con nuestra salud consumimos.
Vivimos rodeados por mercancías y mensajes que nos motivan a consumir mercancías, inundan los paisajes para adentrase hacia nosotros.
Toda mercancía conlleva un método de producción, el cual conlleva un trabajo desde la recolección de materia prima, hasta su embalaje y venta en centros de consumo. El beneficio económico es el gran impulso de esta cadena industrial, estamos en un sistema donde el dinero es el que hace mover al mundo.
El filósofo Karl Marx explica que las mercancías tienen un valor de uso, que es para lo que la queremos o necesitamos, y un valor de cambio el cual es su precio en el mercado. Ahora bien, el valor que el asalariado le agrega al producto siempre es mayor que el valor que reciben en forma de sueldo, esta diferencia es lo que Marx denomina plusvalía y es ahí donde recibe la ganancia el capitalista.
Esto es lo que explica porque un producto como una blusa puede llegar a costar Q15.00, probablemente se ha contratado un trabajador para producir esto por menos la hora. La proporción que no se le paga al trabajador es lo que se ahorra el consumidor.
Este mecanismo no se reproduce continuamente solo por el capitalista que contrata trabajadores o solo el asalariado que vende su fuerza de trabajo, somos los consumidores que también contribuimos a este sistema.
Marx explica que todas las mercancías son fetiches, que ocultan las relaciones sociales que existen detrás de la producción, relaciones que muchas veces son de explotación.
Los ciudadanos de esta sociedad de consumo vivimos atravesados por el vértigo de las mercancías, que hacen que instintivamente seamos parte del consumo. Marx nos explica que si los hombres desarrollan su vida a través del intercambio de mercancías, la vida del hombre se transforma en otra mercancía.
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